Caminar por las calles de varias ciudades en este inicio de año ha sido duro. La nostalgia de lo que fue cada espacio nos invade. Yo creo que a todos se nos hace el alma chiquita al llegar y ver que esos pequeños lugares, que eran un referente eterno de empanadas, tortas y deliciosos almuerzos, han dejado de existir, y que los que sobreviven evidencian la reducción de esos empleados “de toda la vida”. Hay otros que han rediseñado un menú acorde a la situación de reactivación, que no tiene ya nuestros platos preferidos y que nos obliga a pensar cómo nos damos una mano entre comensales y restauranteros, emprendedores y consumidores y, sobre todo, entre los colombianos que queremos ver resurgir el país por el bien de todos.
Esta semana recibí una pieza que además de ser una obra de una artista, resultó ser un gran regalo para renovar mis delantales: @Rolitas_panaderia, una panadería artesanal donde los productos son hechos con materia prima de altísima calidad y con mucha responsabilidad social. Es un lugar donde, además, han creado un espacio para pensar y crear en compañía, de paso dándole un giro interesante para seguir alimentando mis antojos golosos con sus deliciosos muffins.
Rolitas surge en el 2016 como un negocio casero de muffins, brownies y galletas de Cristina, una joven y emprendedora abogada que empezó a vender sus productos en su oficina. Después se unió otra rola, María Paola, apasionada de la cocina, y desde entonces han vendido por temporadas y en ocasiones especiales sus productos. Cristina trabajó en una panadería mientras estudiaba fuera del país, y siempre había querido fusionar sus pasiones: por un lado, seguir siendo una abogada berraca que le gusta trabajar para y por las comunidades, y por el otro seguir siendo una panadera de corazón y en formación. El complemento perfecto viene de María Paola, quien con mucha claridad se dedica a aterrizar las ideas y proyectos. Par de rolas, o de Rolitas como ellas se definen, dedicadas a sacar adelante los proyectos que les mueven el corazón.
Así llegaron a su nuevo proyecto, que se demoró, pues como todas las cosas buenas, se hizo esperar. Rolitas lanzó un espacio de artículos para la casa, donde los productos finales son elementos prácticos de cocina, como delantales y guantes, pensados, diseñados y terminados por la artista plástica Silvana Araoz Fraser. ¿Y quién es ella, de dónde salió y porqué terminó en este maravilloso experimento? Sencillo: en esta pandemia todos nos acercamos, de corazón y de estómago, a la cocina, a su mística y su dinámica diaria, esa que cada vez llena de más color la vida de cada uno de nosotros. Entonces, cómo buenas colombianas, la fórmula fue sencilla: Silvana, amiga de Cristina y fan de los muffins, sumó su talento a la cabeza de María Paola, para dar como resultado cuatro patrones únicos para producir guantes, delantales y bolsas de tela.
Las memorias de Silvana se convierten en expresiones que recuerdan la naturaleza local, convirtiendo su trabajo para esta colección de la pastelería en un producto muy particular, que se distingue en sus materiales y técnicas. Y quizás lo más importante quizás de esta alianza de rolas es que cada uno de los objetos ha sido confeccionado manualmente, apoyando así la labor del sector textilero nacional.
Rolitas quiere seguir innovando y desarrollando proyectos colaborativos en torno a la cocina, que tengan un impacto social, sin importar la distancia, los productos y hasta los sabores. Este espacio colaborativo suma no solo en la cocina y en los textileros, sino en esa pequeña cadena de valor que se fortalece en cada una de sus compras.