Callejeando

En estos días vi en una pared bogotana una frase sabia y que bien se aplica a la vida de muchos de nosotros los mortales: “la vida es como el cucayo, dura pero sabrosa”, y eso sin lugar a dudas, lo vemos en cada esquina de nuestro país. Vemos gente emprendedora tratando de salir adelante con sus invenciones gastronómicas, sus comidas ambulantes o con pequeños espacios de los cuales están cada vez más llenas nuestras ciudades.

Yo confieso que soy una asidua visitante de casas, garajes, parques y cuanto pasillo ocupen con algún comedor ocasional que le haga honor a la comida, a la sazón, al amor por los sabores. Y es así como descubro muchos de los lugares que les recomiendo cada semana; que merecen ser exaltados y reseñados porque más allá de sus instalaciones, hay esencia y hay pasión en cada uno de los platos que pruebo.

La comida que uno encuentra no es solo un tesoro que descubre a diario de camino a la oficina o saliendo a tomar un bus en las mañanas, cada paseo en el barrio o ciudad que uno visita le da la posibilidad de probar bocados que con un poco de riesgo resultan ser una delicia. Mango picado, ensaladas de frutas, empanadas, papas rellenas, chuzos, obleas, churros y lo que se les ocurra; comedores caseritos, cenas clandestinas, o grandes restaurantes siempre serán los compañeros fieles de los mejores planes en cualquier ciudad del mundo.

Y si la duda es si su estómago aguantará la vitamina de olla, o si su estómago es de hierro para probar, les puedo decir que la mejor experiencia siempre será la de comer en la calle, pues más de uno de nosotros se ha vuelto cliente fiel de ese pequeño puesto que vende las mejores empanadas de la cuadra, y hemos descubierto restaurantes que sin mayores pretensiones venden una comida que alimenta el alma.

Eso fue lo que me pasó hace unos días en Renata Tacos (@renatatacos) pues quien conoce las taquerías de barrio de cualquier pueblo mexicano sabe que desde la música cross over que pasa por banda, salsa, merengue y las infaltables baladas, hasta las mesas de mantel plástico con sus salsas de varios chiles sobre la mesa, hacen parte del decorado de un sitio auténticamente mexicano y Renata si que lo es. Un caldito de pollo con verduras y limón me revivió un guayabo que traía de un almuerzo familiar del día anterior, las quesadillas, los tacos de cerdo o chorizo con costra y hasta los vegetarianos son de chuparse los dedos y súmenle unas buenas cervezas, esto hizo de mi tarde futbolera el nirvana azteca. Vayan desprevenidos y con tiempo pues entre la novedad y el boca a boca, la fama de Renata sigue creciendo y es proporcional a la fila que los llevará a la dicha de comerse esos tacos. ¡Esperen con la certeza que van a disfrutarlo!

Otro sitio que conocí hace poco es El Vegano arrepentido (@elveganoarrepentido) una propuesta de pizzería y bistro que desde el nombre ofrece novedad, diversión y se le abona el ingenio del nombre y las sonrisas que saca al ver su colorido letrero en una calle esquinera bogotana. Su panadería es increíble, ellos mismos hacen las masas madres y se nota en la frescura y sabor de sus productos. Además, es una pollería deliciosa, con presas llenas de sabor y ya sabemos que sacarle sabor a un pollo es un tema de buena sazón. Detrás de esta propuesta están los mismos genios de Villanos en Bermudas, comida sabrosa, novedosas y generosa.

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Julio 05, 2019.

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