La verdad sea dicha, se gozó y, sobre todo, se comió rico en estas fiestas que ya acaban. Ya con el regreso a “la normalidad”, van llegando a la casa los amigos con ganas de “ahora si” entrar en el detox, en la dieta. Tenemos, obviamente, uno que otro apestado en recuperación. A esos últimos los mando a descansar, a aislarse para estar seguros, pero en especial a hidratarse, que es la clave para aliviar los síntomas. Tomar vitamina C (a mí me funcionó la que viene en polvo) y, por supuesto, hacer caso a las recomendaciones médicas, para así avanzar en una recuperación efectiva.
Ahora bien, a los que quieren comenzar la dieta les digo, por experiencia propia, que primero toca limpiarse, hacerle un reinicio al cuerpo, un esfuerzo que nos saque del círculo vicioso en el que veníamos, y nos prepare para otro tipo de ritmo alimenticio. Muchos lo hacen con una semana de caldos de verduras. También vi que a una amiga hacer cuatro o cinco días a punta de un solo tipo de fruta y algo de proteína le resultaba bien. A mí, en particular, me funciona bajarles a las cantidades de comida frente a mi plato, purgarme (como cuando era niña) y comenzar a sacar de la dieta diaria la comida chatarra y el exceso de harinas y dulces.
Y es que las fiestas no daban para no comerse los tres buñuelos haciendo mercado, o para dejar de acompañar el tamal de un pancito caliente. Tocaba comerse los sándwiches de pavo o pernil por una semana para no desperdiciar lo que quedaba de las cenas de celebración, y las demás ricas disculpas que siempre tenemos para comer un poco de más.
Mi entrenador me miró con cara de “vamos a gozar” el día que me vio llegar de nuevo a sudarla, a darla toda. Y es que la clave está ahí: volver al ejercicio, hacer una limpieza coherente y tener una alimentación equilibrada, que no nos mate de hambre ni nos quite lo bailado. La vida es corta, es efímera, y yo no pienso ser la que se mata de hambre y se va de este plano existencial con porte de reina.
Claramente, enero siempre tiene esa insufrible carga de “debo cuidarme”. Es necesario entrar en orden para que el año fluya. Pero, sobre todo, limitar las delicias que comimos sin parar con la excusa de que “era diciembre”. Ya fuimos muy felices, y ahora llega el momento en el que todo vuelve a entrar en un orden necesario para poder avanzar.
Seamos sinceros: ya nos comimos el cupo completo de indulgencias y sabrosuras al que teníamos derecho por varios meses, así que, ahora sí, a cuidarnos. Pero eso sí, lo clave es que nunca sea aburrido. Comer es uno de los placeres más importantes en la vida y, por eso, por más dietas que existan, la dicha de un buen pan o de una deliciosa sopa caliente no se puede cambiar.
Por eso, hoy quiero recomendarles una panadería deliciosa, donde ser saludable vale la pena. Nuts About You (@nutsabouty) tiene el mejor pan de banano que me he comido en años: esponjoso, con buenas mezclas y, lo más especial, llega recién horneado. Probé el de mantequilla de maní, con chips de chocolate negro, y morí de la dicha (por si les interesa, se llama Anastasia). Pero la perdición y el motivo por el que los conocí fueron sus donas horneadas… No puedo explicarles la dicha que sentí con esa masa. No suelo ser fan de las donas, pero con estas empecé y no pude parar. El secreto: las masas empiezan siempre con banano, y de ahí tienen unas mezclas maravillosas: Dulce de leche y almendras, chocolate negro y nueces del nogal, pistachos, en fin. Ahora sí que solo quiero donas saludables. Además, para quienes llevan su dieta keto, tienen una delicia de pan de canela y almendras, y la carta dice perfectamente cuáles preparaciones son amigables con el régimen.
Como ven, es un negocio para todos los gustos. Anímense pues a meterle el chip de la delicia y la mesura a lo que viene en estas semanas, a sudarla un rato, hidratarse mucho y, sobre todo, pasar rico. La vida, como dijo Celia Cruz, es un carnaval… y bueno, también según Celia, ¡hay que llenarla de azúcar!
#MadamePapita