Perros todos

Hoy fue uno de esos días en que un buen perro caliente se agradece con el alma, pues reconforta el ánimo. No sé de dónde salieron estas ganas locas de perro caliente de El Campín, pero como estoy lejos y no hay cerca fechas de concierto o eventos, me di a la tarea de preguntar con los amigos cómo les gustan los perros y los mejores lugares que han descubierto para comerlos.

Sobra decir que en mi casa no hay referente, porque mientras unos comen algo extraño que lleva piña, salsas, papas fosforito, queso y huevos de codorniz; otros comemos algo menos sacrílego: pan, mostaza, papas fosforito y de vez en cuando queso. En la variedad está el placer y es respetable, pero esa maña de meterle piña a las cosas me cuesta trabajo. Ni la pizza hawaiana ni el perro con esa salsa, ni mucho menos ahora que la excusa es la mermelada exprimida o hasta en espuma de piña… La verdad, estamos hasta el cogote, con perdón de quienes lo disfrutan.

@eddiewhitejr tiene las dos mejores definiciones de esto. Un perro al estilo colombiano y otro llamado Transmilenio, que para mí hace justicia de lo que vivimos a diario cuando viajamos en el sistema. Maravillosa definición de las mezclas que nos hacen felices y que a otros nos cuestiona cuánto aguanta esa salchicha.

De pequeña mis primos siempre hablaban de “La Perrada de Edgar, los perros que nunca duermen”. Cuando los oía, yo me imaginaba literalmente a Edgar atendiendo un restaurante lleno de perros de cuatro patas, hasta que llegué a mi primera experiencia en este local, y entendí la dicha de las salsas y los toppings que podía usar. Fue una sorpresa, pues en mi casa era religioso el perro clásico, sin tanto adorno y solo cuando estábamos muy lanzadas llegaban el queso y la tocineta.

La Perrada de Edgar era el lugar de moda, sin importar la edad, para comerse un mega perro y compartir en parche, sin importar la hora. Esto lo hacía, claro está, el lugar donde todo podía pasar. Si la memoria no me falla, a finales de los 90 se dio su desaparición, con el paulatino cierre de todos los puntos. Que fueron varios, pues hasta Miami, en su momento, tuvo uno, que sobrevivió más que los colombianos, pero que, como era de esperarse, la pandemia parece haberle dado duro también a esa sucursal.

Los perros calientes están en el ADN de las fiestas infantiles, de hecho, le pelean el puesto a la pasta; son religiosos a las 3:00 a.m., cuando uno esta saliendo de rumbear, y son benditos a la hora de entrar al cine. Además, salir del estadio lo lleva a uno siempre a dos planes: el chuzo o el perro, una decisión difícil, bien difícil.

Unos dirán que es alemán, que lo es. Otros le achacaran su origen a Estados Unidos. Lo cierto es que el padre de este maravilloso producto debe cuestionar cómo ha ido mutando su deliciosa creación y puede que esté algo aterrado de las mezclas que hay alrededor del mundo, pues fijo tanta particularidad no es solo nuestra.

Lo cierto es que un perro caliente une a los amigos, desvara las comidas de la casa y sirve de excusa hasta para una primera cita, como muchas que se vivieron en la Perrada de Edgar. Mi hermana, por ejemplo, los trajo hace poco a colación al recordar su paso por la universidad, siendo, además, la primera vez que pone un referente serio en el chat de la familia: “me acuerdo que el carro de perros de al lado de la Javeriana tenía salsa rosada y huevos de codorniz”. Valga decir que ya ha pasado una década larga desde que se graduó.

No será el plato insignia nacional, pero sin duda nos recoge como buenos colombianos en cualquier lugar del mundo, donde hacemos propuestas innovadoras y pedimos cosas que parecen locas, pero que nos llevan directo a esos recuerdos del corazón. Espero entonces que retomen sus perros y tengan un gran fin de semana.

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Octubre 19, 2023

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Otras columnas

Acompáñame cada semana a recorrer temas que nos unen a través de la comida y sus tradiciones, las recomendaciones de buenos lugares y viajes glotones, productos y emprendimientos que vale la pena destacar y un descubrimiento de nuevas alternativas de salud, alimentación y bienestar con los aceites esenciales.

Felices fiestas

¡Llegó Navidad! Empiezan los días más esperados por todos en el año. Sobrevivimos a unos frenéticos días de novenas, cargados de colaciones, villancicos, de goles gracias a la final del Mundial, de correr para lograr cerrar el año con la

Yo quisiera quedarme…

Sé que suena a la letra de una canción de Luis Miguel, o de cualquier cantante de baladas de los 90. Gloria Estefan, Ricardo Montaner, Franco de Vita… todos resultan hoy fieles compañeros de penas y alegrías a la hora

Temporada del Oso

Popularmente conocido como el peor ridículo de la vida, suele traducirse en un “mamá, que oso”, una de las frases por excelencia de cualquier adolescente en Colombia. Pero también estamos miles de niños y adultos que cuando vemos un oso