¡Felices fiestas!

Ahora sí es oficial: ¡feliz Navidad! Por fin llegó uno de los días más esperados del año y esta vez, además, con puente incluido. Navidad es un día en que todo es permitido, por lo que el juicio se nos embolata con relativa frecuencia. No hay dieta ni mucho menos justificaciones para ser el amargado del día. Abuelos, tías, amigos: todos a la mesa, que esto ya se está acabando.

El clima no es que haya ayudado mucho y el afán del día a día en las grandes ciudades sigue. Sin embargo, el corazón ya sabe que es hora de dedicarse a las fiestas. El fin de semana largo nos permite pensar con más calma qué vamos a preparar, comer y compartir. Planear con el vecino quién aporta qué y tener preparado el vino, la cerveza y cualquier otra bebida para brindar.

Compartir la mesa en familia siempre es la mejor opción. Un “todos ponen” coordinado y completo es una gran solución para el presupuesto que tenga cada uno. Como este año es domingo, podemos empezar desde el desayuno y terminar cuando el brindis de Navidad sea un hecho cumplido. No podrán faltar los amasijos, dulces y postres en medio de cada plato regional o del corazón que elijamos. Ajiaco, pernil, sancocho, pastel costeño, asado, envueltos, lechona, frijoles trancados… en fin, lo que haya para compartir será una gran opción.

Este año no hay espacio para la pereza a la hora de cocinar. Se tienen los dos días del fin de semana, motivo de más para prender el fogón de leña desde temprano, para unas buenas arepas y para terminar el día con un caldo o sancocho, que bien puede ser el levantamuertos para la fiesta. Una sopa al amanecer nunca deja a nadie mal. Por el contrario, reconforta y lo manda a uno como nuevo para el 25. Eso sí, que la moderación sea el mejor amigo del fin de semana, para lograr que los días sean largos y amables con todos en familia.

La olla compartida, la caja del desayuno y saber guardar lo que queda en cada servicio es la bendición del día siguiente. Un desayuno de huevos revueltos con pernil de cerdo o un sánduche sorpresa con la proteína que haya quedado ayuda a los que madrugan y soluciona uno que otro guayabo.

Tener un tiempo extra es perfecto para organizarse, para compartir, para lograr darles gusto en algo a todos los que se reúnan este fin de semana. Que sea esta la oportunidad de recoger recetas de familia, recuerdos de lo que nos llena el corazón y, claro está, comprar local todo lo que se pueda, para seguir moviendo la economía en pro de quienes invierten desde el campo.

Que esta Navidad esté llena de paz, muchos manjares, varios brindis y uno que otro regalo de corazón. Disfruten de sus familias, amigos y vecinos como un regalo más de la vida, para poder parar y compartir. Y, por favor, en todas estas preparaciones, separen las cucharas y las tapas de las cacerolas para acompañar el coro de la novena, pues no hay celebración sin instrumentos improvisados que solucionen la noche de los más pequeños y alegren la celebración para todos. ¡Feliz Navidad!

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Diciembre 21, 2023

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