Vamos a cambiar penas por amores y segundas oportunidades

“Mi superpoder es poder desconectarme del mundo que vivimos allá adentro, es una energía que se transforma cuando uno llega aquí y eso me da la fuerza y la energía para atender a los clientes… Cuando se apagan las luces, vuelvo a la realidad de ser interna. Cuando estamos acá sentimos que somos libres”. María

“Las segundas oportunidades no siempre son buenas”, dice el adagio popular; “a ese muchacho no vale la pena darle una segunda oportunidad”, dicen las mamás cuando ven a sus hijas llorar por un novio. Pero en la vida real, que tire la primera piedra quien no ha dado una segunda oportunidad al marido, al novio o a los amigos. Vivimos en una sociedad donde los rótulos son parte esencial de las relaciones. Gordo, flaco, “de color”, decente, diferente y, quizás el peor de todos, “peligroso”. Pero es ahí donde la oportunidad de cambiar vidas es latente: una segunda oportunidad de conocer y reconocer a una persona socialmente “peligrosa” a través de la cocina.

Es una realidad, es una puerta fucsia en el corazón de Cartagena en plena cárcel de San Diego. Es el primer y único restaurante en medio de una prisión en Colombia que ofrece la oportunidad de ayudar a reconstruir la vida de 15 mujeres reclusas que a diario aprenden de cocina, servicio y productividad para enfrentar su nueva vida.

“Interno Restaurante” es la herramienta que ha desarrollado la Fundación Acción Interna para que estas mujeres al salir puedan desarrollarse digna y productivamente, como ellas mismas lo dicen, “con la frente en alto”. “Interno me dio la oportunidad de creer en mí… y cuando salga de aquí, ya no tengo que temer”, dice Nahomi* con una sonrisa que ilumina su cara.

El restaurante no es solo una escuela de cocina, es una escuela de vida donde estas mujeres se reconfiguran en medio de sonrisas, servicio y muchísima valentía al aprender un nuevo oficio, donde sus jueces en esta oportunidad son los comensales que llegan cada noche. Este ejercicio es maravilloso, es un proceso donde nosotros como clientes reconocemos su esfuerzo y el corazón de cada una de las cocineras en cada plato; pero ellas, desarrollan habilidades únicas que les permitirán emprender un nuevo camino de reconciliación y resocialización.

La carta es el reflejo del trabajo de la fundación con las raíces de las reclusas, es una mezcla de sabores y tradiciones costeñas que reviven en cada mordisco la memoria de lo que es una maravillosa posta negra, una pesca fresca en salsa de coco o una boronía. Este laboratorio, por llamarlo así, es un lugar donde los sueños y esperanzas sobresalen en cada rincón de un espacio que, aunque pequeño, es inmenso en historias y oportunidades.

Interno sigue creciendo de una manera orgánica, sin politiquería ni favores. Es el camino perfecto para tener un “externo” donde cada una de las mujeres que goza de su libertad pueda continuar el camino de la cocina, este sería mi sueño y el de Luz, la coordinadora de este megaproyecto y de alguna forma la compañera, mamá y amiga de cada una de las reclusas que hace parte de este diario gastronómico lleno de salsa, sabor y mucho amor.

No me quiero despedir sin dejar una frase que resume mi experiencia con ellas, un sábado en la tarde en pleno montaje. “Las segundas oportunidades son un derecho de quienes no tuvieron acceso a otro derecho: la primera oportunidad”: Acción Interna. ¡Necesitamos venir mil veces todos y aprender a desaprender de etiquetas y rótulos! Son mujeres maravillosas, ¡y les debemos esa segunda oportunidad! Fallamos todos cada vez que una mujer entra a la cárcel.

Interno Restaurante (IG: @restauranteinterno)

Dirección: Cárcel de Mujeres de San Diego, calle 39, barrio San Diego, Cartagena, Colombia.

Reservas: +57 (310) 2600134, +57 (310) 3273682

Eventos: restauranteinterno@gmail.com

*Por seguridad de la entrevistada su nombre fue cambiado.

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Febrero 1, 2018.

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