“Lo que se le sirvió se lo come todo o no se para”, decían por ahí.
La temida pregunta que nos hacemos todos en algún momento del día y que con cara de terror nos contestamos: “cualquier cosa sencilla”. Pero que en realidad no es una pregunta sencilla, sino de planeación estratégica de las familias, para tener a todos contentos. Desde qué poner en las loncheras de los niños que no sea comida chatarra, pasando por qué empacar para el almuerzo y qué servir en la noche, se ha convertido en todo un juego de ajedrez.
Nuestra dieta ha cambiado muchísimo gracias al poco tiempo que podemos dedicar a hacer mercado, a planear los menús que sabemos le alegran la barriga a todos en casa y, por ende, al tiempo que podemos tener para sentarnos con tranquilidad a la mesa. Comer y disfrutar son actividades menospreciadas por estos días, ya que es normal almorzar frente al computador pues “no tengo tiempo” y cenar viendo televisión o jugando con una tablet, “porque así todos estamos tranquilos”. Pero en realidad, ni alimenta ni es cómodo. Por el contrario, es una actividad repetitiva y muy poco sana.
“Un burro hablando de orejas”, porque soy la primera que empaca con gusto y estrategia su almuerzo, pero generalmente come a las carreras sentada frente al computador.
Extraño los almuerzos en la casa de mi abuela con sopa, fondo y postre; con el tiempo para tomarme una aromática de hierbas de la huerta de la cocina, pero, sobre todo, el tiempo de compartir y comer en paz. Hoy corro muchas veces para tratar de alcanzar a mis amigos, pero todos estamos igual, mirando el reloj y viendo qué nos dejan comer en las dietas. ¡Horror! Lo pienso y lo pienso y no acabo de entender en qué punto pasamos de lo sencillo de la casa a lo complicado de la vida moderna.
Ustedes tienen claro que soy la mayor defensora de retornar a lo sencillo, a lo que me llena la barriga y el corazón, y a comer lo que realmente nos haga felices. Pero nuestras realidades son cada día más desafiantes para dejar las hamburguesas y sánduches de lado y dedicarnos a comer “comida” que nos alimente. Alimentarnos es un reto, rellenarnos el camino, fácil y común.
Por eso quiero recomendarles un libro que, sin pretender ser una guía metódica del buen comer, ayuda a encontrar salidas al qué como diariamente y nos da pistas de cómo alimentarnos sin morir en el intento. Saber comer, 64 reglas básicas para aprender a comer bien de Michael Pollan, es un aterrizaje de emergencia en el qué, cómo y hasta dónde comer. Un libro que cabe en el bolsillo y que una vez los engancha lo leen todo en un día. ¡Buen provecho a toda mi #Manada23 De Tribu6 que a diario me apoya en este reto de volver a lo sencillo!
Pero como lo que nos gusta es pecar, les recomiendo también Fat Cat – Burgers N’ Fries (@fatcatburgers). Caminando rápido no es tan fácil de ubicar, pero con un poco de detenimiento descubrirán en la 73 con 11 un aviso rojo con una particular hamburguesa que anuncia la llegada. Hamburguesas sencillas, jugosas y con mucho sabor, que pueden acompañar con verduras frescas, queso cheddar o tocineta crocante. Al parecer, básico, pero les aseguro que los deja con ganas de una más. Su cono de papas con queso y tocineta es un acompañante particular. Un #NoALaDieta para todos los que somos #BurgerLovers.
#MadamePapita