Felices fiestas

¡Llegó Navidad! Empiezan los días más esperados por todos en el año. Sobrevivimos a unos frenéticos días de novenas, cargados de colaciones, villancicos, de goles gracias a la final del Mundial, de correr para lograr cerrar el año con la mayoría de tareas cumplidas y, de una vez, revisar muy bien cómo nos fue en ese infaltable balance anual. Vamos a ver si habrá “carbón” en el árbol, como diría mi mamá, o si, por el contrario, nos esperan algunas sorpresas ganadas con trabajo y dedicación, como debe ser.

La magia de estas fechas sigue estando en esos pequeños detalles que nutren cada día a nuestras familias. Esas historias que se cuentan en cada cocina y en cada mesa, en esos bocados que mantienen viva la magia que aún todos tenemos en la vida: ver la felicidad en la cara de los niños y los abuelos al disfrutar de estos momentos, que son los que realmente valen la pena.

No podemos desconocer que es una época dura, llena de emociones y donde los recuerdos juegan un papel fundamental en la cabeza de los adultos. Es algo así como la salsa agridulce que las abuelas les encanta para acompañar el cerdo o el pavo de nochebuena, y este año sí que no se escapa de tantas emociones.

Pero, como una buena cena de navidad, esta época necesita de grandes acompañantes que mantengan vivas las tradiciones familiares, animen la noche y, claro está, compartan uno que otro detalle para grandes y chicos. Mirándolo desde la cocina, cómo no, eso sería como una excelente ensalada de papa, que beneficiará a nuestros agricultores, pues además de la deliciosa papita podemos añadir un poco de arveja, zanahoria y perejil que le darán ese sabor casero.

Mis amigas me cuentan que en sus casas es la época de los rollos de sobrebarriga o cerdo, y nunca faltan las ensaladas de repollo, pasas y piña, o la infaltable ensalada de pollo desmechado y papa, cuando son muchos en casa y hay que hacer rendir el amor hecho plato de comida. En la costa, el arroz con coco tiene que estar en los platos de la noche, el puré de papa en otras casas y siempre con una buena salsa que anime la fiesta en la mesa.

Otros recuerdan a las abuelas y a las tías cocinando los pasteles de arroz y masa, esos que solo se podían comer una vez fueran las doce de la noche, porque antes iba el temido sabajón sobre la mesa o el masato de maíz, que seguro abría el apetito. Caso aparte es el sancocho, que aunque muchos lo hacen para la nochebuena, en mi casa es costumbre hacerlo en leña y para el desenguayabe del 25.

Finalmente, no podemos dejar de hablar de los bocados dulces de la navidad, donde los almíbares, tortas y una que otra natilla nos llenan de dicha los momentos que llegan tras abrir los regalos, o son la mejor antesala, dependiendo de la tradición familiar.

Cada familia tiene su tradición y eso es lo más bonito. Por eso, en cualquier caso, lo mágico de este fin de semana es que, en cada hogar, sin importar lo duro que sea tener los ingredientes para la cena, siempre es sagrado poder compartir juntos, porque amor de esos momentos es lo que realmente recordaremos con el paso del tiempo.

Felices fiestas a todos. Que sus hogares tengan este fin de semana una suculenta cena para compartir y un recuerdo para guardar y atesorar.

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Diciembre 23, 2022.

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