Cocinar sin saber

En estos días de confinamiento en casa me he preguntado cómo harán “los tres golpes” las personas a las que se les quema “hasta el agua” cuando tratan de cocinar. Para rematar, un amigo me ha compartido algunas páginas del libro de la cocinera cartagenera Estrella de los Ríos llamado El arte de cocinar sin saber. Y es que ese es el presente de muchos por estos días en el planeta, que por sobrevivencia, obligación o por ponerse a hacer algo para no caer en el aburrimiento están descubriendo un mundo lleno de sorpresas.

Ustedes también deben tener, como yo, amigas que podrían ser accionistas de Rappi o de Domicilios.com, pero que con todas las medidas de prevención les tocó mercar y ponerse creativas. Y creo que, por cuenta de estar forzadas a hacerlo día a día, están encontrando lo que muchos amamos del arte de cocinar: la magia que tiene el seleccionar los ingredientes, picar y disponer cada uno de ellos, mezclarlos en sus tiempos, buscar recetas en internet y en los libros y, por supuesto, recrearlas o acomodarlas con lo que tengamos en casa. Podría apostar a que muchas han encontrado esa demostración de amor a los nuestros, y a nosotros mismos, que se pasa a través de lo que cocinamos. Es algo que también es una meditación en movimiento, es lo que los budistas llaman el estar presente, solos, allí frente a nuestra olla, sin pensar en otra cosa, ni en las redes, ni en las noticias, ni en la avalancha de memes… es el momento de parar la pensadera y simplemente cocinar.

Viéndolo bien, y pensando en las limitaciones que tiene el guardar una gran variedad de alimentos y las restricciones autoimpuestas de tener solo la cantidad de comida que permanezca fresca para no dejar a los vecinos sin nada que mercar, en estos días he diseñado menús que hacen felices a todos y que no tienen mayor ciencia. Son más una muestra de lo que se logra al dedicar unos minutos diarios a querernos con lo esencial de la despensa, a cuidarnos con una rica comida y a compartir juntos cada momento en la mesa.

Mientras que hago teletrabajo me he dado el gusto de buscar una receta tradicional italiana de un buen ragú, esa salsa atomatada con orégano y carne molida cocinada a fuego lento por varias horas, como base para unos buenos tagliatelle. Hoy, por ejemplo, tendremos un delicioso arroz con pollo, que sabemos que para los niños es un festín. He tenido tiempo para improvisar fríjoles con un arroz esponjoso (ojo, no una bandeja paisa, simplemente fríjoles, arroz y una tajada de aguacate). También me quedaron de lujo unas lentejas con chorizo, cocinadas a cuatro manos con un amigo que nos consiente en la distancia, y ya tengo en mente un lomo al trapo para una noche, unas hamburguesas al gusto para un próximo almuerzo o inclusive una torta de pan, bocadillo y queso con lo que nos vaya quedando acumulado de los panes de la semana.

Y es que esta también es una época de recicles. Nada se puede perder, porque la comida no se bota ni se desperdicia. La pasta que les quede la pueden convertir en una rica torta poniéndola en una refractaria, agregando un poco de huevo batido (para que no se seque tanto) y queso rallado para gratinar, y de esos frijoles y lentejas sale un buen calentao para el desayuno o el almuerzo, que se convierte en el reparador bocado de todos en la casa. En la creatividad está la clave del ahorro, del disfrutar de la cocina viéndola desde una óptica distinta y de mirar la vida con un aire nuevo. No podemos perder de vista que son 19 días donde la tranquilidad y el equilibrio de todos depende, en buena medida, del acceso a la comida que tengamos cada uno.

Si se dan cuenta, son cosas sencillas de hacer, son pequeños grandes cambios. Si no saben cocinar algo particular, entren a san Google, que todo lo resuelve. Simplemente hay que “echarle ganas”, como dicen los mexicanos, y quitarse tanta telaraña de la cabeza de que cocinar es aburrido. Sean uno de los victoriosos que al salir de esta crisis dirán: “Aprendí a cocinar sin saber”.

Por último, hoy quiero invitarlos a donar alimentos, mercados, alimentar a las personas de vigilancia de sus edificios y a todas aquellas personas que sabemos que lo necesitan. Son muchas las familias que hoy se luchan ese bocado diario, pues tuvieron que dejar su venta y menudeo. Varias campañas están andando ya, pero creo que una que hace muy bien su trabajo es #AyudarNosHaceBien, que lidera la primera dama de la Nación. Su meta es recaudar fondos para distribuir, en un principio, un millón de mercados entre familias necesitadas y personas en condición de vulnerabilidad, durante el desarrollo del estado de aislamiento preventivo obligatorio en todo el país. Los invito a que miren ese trabajo y ojalá participen, si pueden, pues yo sí creo que ayudar nos hace bien. No olviden lavarse las manos y quedarse en casa.

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Marzo 27, 2020.

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