¡Llegó Halloween! El mes de los excesos dulces (o de dulces excesos), de las paletas Drácula, las galletas, los ataúdes y los disfraces. Fiestas, concursos y recetas divertidas y saludables deberían la ley, para no morir en el intento de ser sanos este mes. Soy de las vecinas que aún cree en la dicha de compartir dulces, y aunque entiendo que incluir algo de fruta pueda sonar aburrido, hay niños que no pueden comer azúcares, y me niego a dejarlos sin nada. Es una celebración que realmente no tiene edad y, además, ya no es solo un día, sino todo un mes.
Comenzaron oficialmente los últimos meses del año, donde la comida se convierte en la excusa de reunirnos en la mesa, celebrar logros y proyectos, y recordar los sabores de las casas, las reuniones familiares y las tradiciones. Colombia, por excelencia, es un país dulce, lleno de recetas que van de generación en generación, de región en región, y que se fortalecen gracias al cariño de tías y abuelas.
Hace poco conocí un lugar lleno de amor y dulces: una dulcería a la antigua. @candy_lu_tienda_de_dulces es el proyecto de “dos hermanas bogotanas, cuarentonas aventureras en el mundo de los dulces”, dice Kelly Hernández, una de las dueñas. Llevan tres años en esta dulce aventura, que nació como un proyecto post-pandemia, cuando todos comenzábamos a regresar a estudiar, trabajar y volver a tener una vida. Y en ese momento, como no, los dulces eran una gran motivación.
Con un punto en la Universidad Javeriana y otro en el Externado, están en el corazón de jóvenes que no solo compran dulces, sino que también construyen familia. “Las historias de cada uno de los alumnos nos mueven el corazón, entonces nos convertimos en un apoyo en sus vidas. Somos un confesionario y acabamos celebrando con ellos todos sus triunfos y trabajando en sus dificultades”, comenta Kelly.
Dulces locales o importados, ustedes eligen; el problema es decidir, porque, seamos sinceros, nunca hay filtro a la hora de elegir. Pero estas hermanas no solo han decidido compartir dulces, también han ampliado su oferta trayendo bebidas, chocolates y galletas importadas, que son novedades para el mercado. Que lance la primera piedra quien no cede ante una burbuja de Lindt o un triangulito de amor de Toblerone.
Los ganadores de siempre son las gomas ácidas de Trululu, la chocolatina Jet, el Bonbonbum y las bolitas de chocolate Bianchi. Para los más fit, el ganador es el chocolate Santander. De los importados, es mejor que cada uno siga su corazón, pero la industria local sigue marcando la pauta. “Lo más bonito de nuestros clientes son aquellos fidelizados por los sabores. Algunos vienen por los ácidos como los Trululu, otros por las pastillitas de Smarties, e incluso hay profesores que buscan sus chocolates favoritos de infancia durante su jornada”, explica Kelly.
Este mes, están todos bienvenidos no solo a la dulcería, sino también a su concurso de disfraces, que ya es memorable entre los clientes. Es sencillo: solo hay que ir disfrazados, endulzarse el día y registrarse para participar por una canasta de productos que incluye hasta las delicias de MrBeast con sus Feastables. Que empiecen ya las fiestas, para que saquemos las recetas dulces de cada historia familiar y mantengamos el amor de los niños por esta fecha. Dulces con moderación, pero sin miedo.
Último hervor: En esta mesa andamos de fiesta por cuenta de la lechona. Y es que hace unos días, Taste Atlas, uno de estos rankings internacionales que califican comidas por todo el mundo la dejó, por segundo año, como el mejor plato de cerdo del mundo. Y razón no les falta. Acá en varias ocasiones hemos defendido las bondades de nuestra querida lechona, pero nunca sobra darnos cuenta de que no estamos solos, y que comensales menos acostumbrados a su sabor también caen rendidos. En el listado, a la lechona la siguen platos de Puerto Rico y México, que con cinco recetas domina el top 10 de lejos. Y sumando los tres países de la región, queda claro que algo sabemos los latinos de cerdo.