Se acabó este año con muchos proyectos culminados y otros tantos andando. En su gran mayoría, queda un buen balance para el campo, con un denominador común que es el mayor desafío: el transporte. Colombia viene poniéndose al día en vías, pero todavía falta impulsar el multimodalismo, mejorar los puertos… Tareas que son titánicas si somos conscientes de las dimensiones de nuestro país y de la apertura al mundo que podemos tener con nuestros emprendedores.
Cuando hablamos de transporte no hablamos solo de buses, carros particulares o micromovilidad, entre otros, que es lo que cada ciudad y municipio ha venido consolidando como sistema. Hablamos también de esa unión entre departamentos, nodos de comercio, puertos y puntos de producción. Ese transporte que vemos a lo lejos y que nos parece gigantesco por sus dimensiones y porque sigue teniendo camiones muy antiguos. Es esa mezcla entre el pasado y la modernidad lo que hace falta para la actualización de nuestro campo.
Hoy la apuesta de país deja avances importantes en frentes comunes de trabajo, según cifras oficiales. En el caso del tren, a corte de noviembre de 2023, se movilizaron algo más de 28 millones de toneladas de carga. El modo carretero, es decir, por tierra, al corte del mismo mes, movió más de 124 millones de toneladas, según el Registro Nacional de Carga para el acumulado 2023, mientras que por vía fluvial se llegó a casi 4 toneladas de carga a corte de septiembre de 2023.
El modo férreo es, de alguna manera, como revivir esos pasajes eternos de los libros de Gabo, donde eran esas vías los lugares de encuentro y vida de los municipios que recorría el tren. Pensar la movilidad del sistema fluvial nacional es como pintar las arterias del país de colores, dejando además opciones para que niños y adultos, a través de embarcaciones de todo tipo, tengan acceso a educación, salud, negocios y, obviamente, un buen paseo de río. Esos son solo dos ejemplos de lo que podríamos lograr si volteáramos nuestros ojos a esa integración justa y necesaria para nuestro país.
Ahora miremos los aeropuertos, que nos remiten más a la dinamización del sector turístico que a la misma carga producida en el campo. Estas terminales son las que mueven millones de pasajeros, llevan las buenas noticias de nuestra gente y dan acceso a nuestros atractivos turísticos y nuestra gastronomía. A todo esto hay que sumarle uno que otro recorrido por tierra, mar y río, para así complementar las vacaciones.
Vemos entonces cómo la transformación de nuestro transporte es un salto a una movilidad más consciente, más socialmente responsable, más limpia y sostenible, cosas que, sin duda, apoyan la transformación que necesitamos como país. Menos chimeneas recorriendo vías y más colaboración con las comunidades para fortalecer el modo que más les beneficie, permitiendo trabajar en asociatividad y potencializando su entorno.
Colombia es un país mundialmente reconocido por su biodiversidad. En esto, el trabajo conjunto Nación-ciudadanos se hace indispensable para lograr su preservación, generando competitividad en el transporte y la movilidad. Se necesita que sea un trabajo constante, que vaya más allá de quejas por retrasos históricos que deberían ajustarse en la medida de las posibilidades. Es el momento de saldar deudas con nuestro campo a través del transporte, la inclusión y la dinamización de los ecosistemas de compra y venta, valorando la intensidad de su trabajo, los sistemas agrarios y el bajo acceso, en muchos casos, a tecnología de punta.
Es este el momento de meterles el acelerador a las transformaciones de fondo, logrando que sea el transporte el motor de cambio, de acceso tecnológico, que mejore las condiciones de vida y permita incluir en las cadenas de abastecimiento a todos los productores colombianos, sin importar distancia o medio de transporte.
En estos momentos, nuestro mayor trabajo debería ir encaminado a permitirles a los emprendedores, campesinos y vecinos seguir creciendo con su producción. Deberíamos brindarles la posibilidad de hacer negocios más justos, consolidando una cadena de empleo, prosperidad y desarrollo para todos en el país.
Por eso hoy, más que desearles un feliz año lleno de prosperidad, salud y demás, quiero hacerles una invitación a conocer @sosias.co. Sosias es una comunidad digital de mujeres emprendedoras que buscan impulsar sus negocios y destacarse en el mundo digital. Para esto, cuentan con una app que les permite acortar camino por medio de tiendas digitales, para no tener que estar de manera presencial aquí y allá. Así pueden meterle la ficha a un conjunto de productos y servicios que se ayudan mutuamente.
Para 2024, esta plataforma se ha propuesto “llevar el emprendimiento femenino a nuevas alturas. Estamos preparando el terreno para lanzar nuestra aplicación, una herramienta revolucionaria que permitirá a las emprendedoras conectar directamente con su audiencia, expandir su alcance y explorar nuevas oportunidades de crecimiento”, explica Vanessa Heegaard, mejor conocida como Nessy, una de las fundadoras de esta iniciativa. “En la colmena de Sosias el talento y la creatividad femenina brillan, creando un entorno donde la competencia se reemplaza por el deseo de apoyarnos mutuamente”.
En este nuevo año se embarcarán en una travesía para crear un futuro donde las emprendedoras no solo sobreviven, sino que prosperan y se logran conectar con cualquier lugar del mundo. Será un esfuerzo por consolidar una cadena de abastecimiento emprendedor.
Como ven, esta plataforma busca cerrar esas mismas brechas que debemos reducir. Es la posibilidad, por medio de tecnología, emprendimiento y mucho trabajo y capacitación, de alzar vuelo y mover el comercio justo en un grupo que ha decido lanzarse al comercio digital. De eso se trata, en definitiva, el Año Nuevo: de medírsele a cosas nuevas con toda la determinación.