Somos colombianos

Yo sé que a veces se nos olvida que lo somos, o eso quisiéramos, y llegamos incluso a renegar, por momentos, de la cédula. Pero los que seguimos aquí estamos poniéndonos en la tarea de mantener el país andando y produciendo. Si bien me niego a usar una camiseta de la selección para una fiesta patria, ya que ni por equivocación entiendo qué es un Mundial de fútbol, sí se me sale el corazón cuando me siento a la mesa con un sancocho de gallina, una ternera a la llanera o una mazorca asada. Este año llego un día después a la celebración del grito de independencia, pero igual me sirve para recordar ayer, 20 de julio, todo lo recogido en estos siete años.

Empiezo por reconocer y reiterar que somos un país gastronómicamente amplio, con una despensa natural envidiable. Es algo de lo que más hemos hablado y validado en este recorrido de casi una década. Poco a poco, hemos tomado conciencia del papel fundamental que tienen nuestros campesinos, productores, transportadores, y todos los que hacen parte de la cadena. Es algo que estamos entendiendo especialmente después de la pandemia, cuando vimos que no todo es tan fácil ni lo podemos dar por sentado. Por el contrario, esos largos meses nos ayudaron a entender el valor de servir y atender lo básico y primario: la casa, la huerta. Todos, en familia, reconocimos la importancia de la alimentación en una época precaria.

De otra parte, nos hemos quejado, y seguiremos haciéndolo, de esta cultura ventajosa, donde el vivo cree que vive del “bobo”, con precios e intermediaciones. Pero, también, hemos logrado alzar la mano, levantarnos en las redes y en las noticias, para pedir por un comercio más justo, más solidario y, por qué no reconocerlo, más colombiano. Nos hemos unido para darle prioridad a lo criollo, a eso que dice #HechoEnColombia y con orgullo; a conocer el país desde lo que comemos y producimos en nuestro campo. Nos falta, obvio, pero ahí vamos.

Somos colombianos cuando soñamos con una cuajada con melao, con una oblea solo con arequipe, eso sí, y con el tradicional bocadillo con queso. También cuando salimos de viaje con más mercado que ropa. No podemos negar que nuestra papa es sabrosa, sabemos vivir de sopas, arroces y uno que otro postre, porque nos gustan los platos trancados. Y nos rebuscamos vendiendo lo que sabemos cocinar, esos platos que a nuestra familia les encantan.

Permítanme caer en el lugar común del café, pero es que es imposible dejarlo por fuera cuando al hacer un recuento de lo que nos hace colombianos, así parezca la solución fácil. Ya estamos más allá del cuento de que el nuestro es el más dulce, el más fuerte o el mejor. Es el nuestro el que se cultiva en nuestros campos y que, gracias a Dios, hemos aprendido a diferenciar y aprovechar. La región cafetera parece agrandarse año a año, por fortuna, y más departamentos se suman a los productores, con variaciones de sabor e intensidad que hacen del tinto nuestro de cada mañana una experiencia nueva siempre que lo queramos. Y si buscamos pequeñas fincas y productores que realmente sudan con cada grano, mayor será la satisfacción.

La colombianidad va también de la mano de nuestras eternas cocas, termos y loncheras. No hay niño que no haya llevado banano con jugo de guayaba, o quien no guarde del asado del domingo para no sufrir el lunes con el almuerzo en el trabajo. Siempre los comedores del colegio o las oficinas serán ese espacio de compartir y probar. Luego, al llegar a casa, nos hacen pensar que lo del vecino se veía tan bueno que quizás es lo que quiero probar. Y no hablemos de los niños, cuando esas loncheras a mitad de camino, entre salud y cariño, se convierten en ese abrazo que les damos en la distancia como familia, a la hora de las onces.

El 20 de julio va muchísimo más allá de un desfile militar, lo siento mucho. Claro que a diario deberíamos dar gracias por la seguridad (poca o mucha) que nos brindan las autoridades, pero la mejor forma de celebrar nuestra independencia debería ser con un gran reconocimiento a nuestra cultura, a nuestras raíces, a nuestros platos y licores, a las galletas de las abuelas y a cada uno de los rituales culinarios que hemos logrado construir con el paso del tiempo.

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Julio 20, 2023

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