Salve usted la patria

La visita a la plaza se nos está convirtiendo en un juego de azar, de esos donde uno ya no está seguro de cómo viene la mano hasta que se han repartido las cartas. Cada semana, al entrar al que puede ser mi ritual favorito, no sé si el recorrido por esos pasillos que tanto conozco me traerá sustos o me dejará desinflada.

De un tiempo para acá, hacer la compra parece una carrera colectiva en busca de lo más bonito, lo más barato, y por el lugar donde haya ñapa. Y ojo con esto, pues cada vez con mayor frecuencia y gran preocupación, la gente se molesta porque no hay descuento. Por favor, recordemos que si la situación está difícil para quien compra, también lo está, y en algunos casos hasta más dura, para los productores y para sus cadenas de distribución.

Cuando paso por los puestos de abarrotes noto que la situación es un poco diferente, pues ellos se han surtido de todo lo que es bueno, y con precios competitivos. Eso sí, no esperen un descuento en un producto importado, pues esos siguen por las nubes. Gracias a eso, en cada compra he cambiado ciertos productos que daba por sentado que no los producíamos en el país, y me he encontrado con que la calidad es bastante buena, demostrando que la industria local se está poniendo a la altura en muchos de los productos que antes eran netamente importados.

Seguimos nuestro camino, y entrar a los cárnicos si da un poco de pánico, pues los precios no volvieron a bajar, por lo que toca seguir haciendo gimnasia financiera. Esta vez me voy por las carnes para guisar o desmechar, y por todo lo que pueda incluirse en un sabroso y suculento caldo, que luego sirva de base para sazonar algunas verduras cocidas, para completar el plato con algo de arroz para acompañar. Respecto al pollo, también por las nubes, no sobra darles una oportunidad a las menudencias, que bien preparadas son deliciosas. La versatilidad es otra de sus características: guisadas, en caldo o con arroz: todo es posible.

Esta temporada tenemos pescado de río a buen precio, algo muy oportuno para preparar el eterno pescado salado, menú fundamental de estas fechas de cuaresma. También se consiguen a buen precio uno que otro fruto de mar, perfectos para una buena cazuela o un arroz marinero.

En fin, todo lo que rinda para los habitantes de la casa, y que no haga subir el presupuesto, o traspasarlo, es bienvenido en nuestra mesa. Hoy lo que impera parece ser el “salve usted la patria”, que no debe verse como un llamado politiquero o ni una memoria romántica hacia don Simón Bolívar y demás próceres, sino como un llamado a que todos los colombianos sigamos comprando local. También es una invitación a enamorarse de esas recetas tan nuestras, que hacen brillar a estos productos semana a semana, y que en muchos casos ni conocemos. Bajémosle a los embutidos y a los paquetes, y empecemos a comprar lo necesario, y si es local, tanto mejor.

Van a ver que una vez superada la pereza o el miedo a cocinar estos productos “desconocidos”, son mucho más fáciles de manejar de lo que pensábamos, y mucho más sabrosos. Tengamos en cuenta que la economía no da espera, y es más posible que siga subiendo antes que empezar con otra tendencia. Aprópiese usted de su mercado, salve usted la patria y su bolsillo, para que cada semana la compra sea un poco más llevadera.

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Marzo 02, 2023

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Otras columnas

Acompáñame cada semana a recorrer temas que nos unen a través de la comida y sus tradiciones, las recomendaciones de buenos lugares y viajes glotones, productos y emprendimientos que vale la pena destacar y un descubrimiento de nuevas alternativas de salud, alimentación y bienestar con los aceites esenciales.

Que comiencen las fiestas

Se acabó la espera. Estamos en la puerta del horno, y no se quemó el pan. Llegó diciembre con su siempre amada “dieta decembrina”, los bendecidos permisos del alma y la llenura que nunca se va. Diciembre, mes donde se

Del plátano y sus bondades

Definitivamente no me canso de viajar y conocer la magnificencia de nuestro país, y este inicio de año me he dado el lujo de tener un maravilloso viaje por varios pisos térmicos colombianos. Conclusión: después de un par de kilos

En defensa del almuerzo caro de aeropuerto

Creo que muchos nos escandalizamos cuando sale la noticia de un recibo por 157.000 pesos en un desayuno en un aeropuerto. Entonces todos, sin ponernos de acuerdo, decidimos culpar al terminal aéreo en lugar de revisar cómo o por qué