“Todo va a salir bien”

Es una frase trillada, de camiseta motivacional o lo que otros llaman “autosuperación”, y que últimamente escucho más que el mismo himno nacional. No está mal tener tranquilidad para que la economía se siga moviendo, pero repetir como loros en visita es muy complicado, más cuando cada vez que entramos a comprar algo de comer, nos damos cuenta de que es menos lo que conseguimos por lo que acostumbrábamos a pagar. Llegó el fin de año en medio de una crisis económica, y antes que pensar en fiesta debemos preguntarnos para dónde 2023 y cómo debemos iniciarlo.

Noviembre llegó, además, con una temporada invernal que nos afecta a todos por igual. Los productos no pueden salir de los lugares más apartados del país, pues nuestras vías están muy afectadas, la tierra está inundada vastamente en varias zonas productivas y, para los que no vemos noticias económicas, la estrepitosa subida del dólar está haciendo colapsar un sector que donde depende de manera notable de insumos importados. Como decía mi abuela, todo empieza a ser un mar de dudas.

Desafortunadamente, los meses que vienen no serán fáciles si todos no empezamos a trabajarle al sector agrícola. Y cuando digo a trabajar lo digo en serio, no se trata de seguir en peleas inservibles en redes sociales. Es momento de ponernos las botas y empezar a impulsar nuestro campo, nuestra industria y consumir local. Vienen las primas navideñas, que deben alcanzar no solo para organizar las festividades sino para cubrir la subida de enero. Son días de vacaciones, y qué fantástico sería si nos dedicáramos al turismo local. Y por favor, mucho juicio con el fundamento a la hora de endeudarse para celebrar.

Soy consciente que, por momentos, esta columna de hoy parece más un cuento de terror digno del Halloween que acaba de pasar, o una petición a nuestros difuntos en el día de los muertos. Pero, en realidad, es una mirada a lo que podemos hacer para tener una navidad mejor para todos como comunidad. Cambiar las listas de regalos en plataformas internacionales por compras en Colombia, e impulsar emprendimientos que fortalezcan la cadena de valor de la gastronomía y, de paso, el campo. Y claro está, negociar con el querido Niño Dios, para ver si nos regala un milagro con el bendito dólar.

Estos dos meses que le quedan a 2022 nos van a demostrar que tan conscientes somos los colombianos. Será el momento de demostrar, como dirían en casa, de qué estamos hechos para salir de esto, porque si las vías están afectadas, nuestros bolsillos también. La emergencia invernal no va a pasar por arte de magia, entre ires y venires estamos ya acostumbrados a noviembre y parte de diciembre pasados por agua. Así que no es tiempo de sorprendernos, sino de actuar consecuentemente para colaborar con las comunidades más afectadas, como Manaure en La Guajira, el sur de Bolívar y varios municipios de Cundinamarca, por nombrar algunos ejemplos. Por favor revisen, pues estoy segura que cerca a ustedes siempre hay una posibilidad de ayuda.

Esta es la oportunidad de demostrar que, después de dos años de haber vivido una pandemia, seguimos teniendo la conciencia del ahorro, del apoyo a nuestros emprendedores, a nuestros campesinos, al colombiano de a pie. Lo que vale siempre es la buena voluntad con que hagamos todo, y este momento histórico es una prueba de ella, una que seguro superaremos con creces, pero donde necesitamos sacar esa garra colombiana y no quedarnos patinando en el barrizal.

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Noviembre 4, 2022.

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