¿Qué hubo mi pez?

Desde hoy y hasta la eternidad me declaro fan enamorada de los pescados y mariscos, y es que después de mucho comer (y ya ustedes saben cómo) he entablado una amable relación de amor y más amor con los pescados y algunos crustáceos. Aparte de caer muy bien son tan sencillos de preparar y tan fáciles de digerir que me hacen feliz y mi vida se hace ligera, sana (como muchos lo llaman), que para mí no es otra cosa que una combinación de delicias y placer de vivir bien.

He encontrado un gusto particular en los pescados blancos, que no saben grasoso y en cambio son muy amables al horno o con mantequilla al sartén, con hierbas, a la naranja, con condimentos naturales y simples, pero sólo su esencia está llena de sabor y frescura. Ese mero, pargo, sierra, orange, merluza o hasta un buen filete de bagre puede convertirse en la reina de la mesa, solo a la parrilla o con una buena cocción lenta bien condimentada, porque el secreto está en su frescura, en que cada bocado esté lleno de sabor, y en eso los pescados son la mejor base de la esencia culinaria.

Y no se diga nada de los mariscos, que cada vez encontramos más variados y frescos en las pescaderías de nuestras ciudades.

Desde cangrejos frescos, unas langostas, mejillones, camarones, langostinos, hasta un pulpo, calamares o muelas de cangrejo se consiguen sin mucho buscar y a unos precios justos y que hacen honor a su calidad. Colombia hoy en día es un epicentro de buenos productos de mar y de agua dulce que nos alimentan el alma y que llenan de posibilidades nuestra creación gastronómica.

¡La comida de mar dejó de ser un mito que es solo un privilegio de nuestros costeros! Colombia entera tiene hoy acceso a productos frescos y del mundo entero, que permiten preparar delicias criollas e internacionales. Anímense a probar, el mar y el río siempre traerán sus mejores pescas en el tiempo correcto. Nuestros mares son prósperos, nuestras comunidades pesqueras son responsables y nosotros como comensales debemos empezar a ser conscientes de qué compramos y qué consumimos para seguir fortaleciendo este sector productivo de nuestra gastronomía.

Hoy quiero recomendarles un restaurante que es el claro ejemplo de lo que es una comida para chuparse los dedos y, además, socialmente responsable con sus proveedores. Pescadería Municipal (@pescaderiamunicipalbog) es un tributo a las comunidades pesqueras de nuestros mares, sus recetas y sus tradiciones.

Un rincón lleno de sabor y amor a la cocina colombiana con aportes peruanos se ha convertido en un gran restaurante en Chapinero, donde entre una cevichería y pescadería usted podrá encontrar sabores y productos frescos. El #CevichePower se toma Bogotá, prueben el ceviche criollo, el coctel del kiosko o el tiradito de mango biche. La mojarra frita, las papas bravas y la sopa “vuelve a la vida”. La música es maravillosa, el servicio tiene son y la cocina, sabor.

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Mayo 9, 2019.

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