Alístense que esto ya empezó

Chuleado el 2018, chuleadas las promesas románticas de la dieta, chuleado el cinturón sin botón de las festividades y la pasada de hambre por la culpa de la primera semana de enero. Bicicleta, gimnasio, la dieta de la piña, la dieta del tomate, todas aquellas dietas milagrosas que nos salvarán de acá a Semana Santa serán el plato principal de estos meses que llegarán. Pero, como dice mi mamá, no es empezar sino mantenerse en las buenas acciones.

Despensas limpias y el primer mercado después de vacaciones nos abren la puerta para pensar en si es posible cambiar el gran supermercado por la plaza. Difícil decisión, ¿no? Pero no imposible. Cambiar los estantes con productos perfectos por la posibilidad de escoger, agacharse y rebuscar lo que realmente se va a comprar, en medio de un proceso más limpio y justo con los cultivadores, para mí sí es posible.

Colombia es un país rico en pequeños y medianos cultivadores, que con trabajo y dedicación han preservado semillas, técnicas y productos que siguen siendo esenciales en nuestra comida. La experiencia en una plaza siempre será una dicha y encontrarán de todo como en botica; huevos, carnes, quesos, frutas y verduras en su esplendor. Pero, además, pueden llevar también flores, matas, cucharas de palo y hasta el jugo adelgazante; sus compras terminarán siendo una experiencia absolutamente colorida y ganadora.

Es el momento de juntar promesas de año nuevo y empezar a cambiar nuestros hábitos, no solo tratando de construir un comercio más justo, sino dejando de consumir tanto plástico, disminuyendo el uso de empaques y así comenzar a bajar nuestra huella en el planeta.

Sumémosle también el reciclaje de la comida que nos sobra o que dejamos en el fondo de la nevera y lo que yo llamo darle la vuelta a la despensa y comerse lo que está por vencerse; les aseguro que vamos mejorando. Quizá sigo un poco optimista, en modo cambio de año, pero solo estas pequeñas acciones cambian comunidades y modos de vida.

Hoy los quiero invitar a conocer el desayuno del restaurante Capitalino, en el Hotel Grand Hyatt en Bogotá (@grandhyattbogota). Entre semana hay un delicioso buffet rico en panadería, frutas, jugos frescos y variados platos. Desayunos saludables para los más dietéticos y unos de los mejores huevos benedictinos que me he comido en Bogotá. Pero como la semana no me alcanza, el brunch de los fines de semana es de chuparse los dedos. Los frizzy pop cocktails, las mimosas y un sinfín de bocados para compartir hacen de este desayuno un gran plan para amigos y familias. De destacar el servicio, su agilidad y la flexibilidad para darle gusto al cliente. Un comedor espectacular con una muy buena carta les hace seguro un muy buen plan.

Y para quienes siguen en los gloriosos días glotones o los que están en los dolorosos pero gozosos días de comida sana y que alimenta desde el primer bocado, les recomiendo que conozcan Wu Dumplings and Beer en Bogotá (@wu_dumplingsandbeer). Abrieron hace relativamente pocos meses y ya se han posicionado como uno de los pequeños locales de buena comida del parque de Quinta Camacho. Al entrar me sentí en un pasillo muy característico de las capitales asiáticas, con comida esencial de algunos países orientales y buenas cervezas artesanales. Quisiera salir corriendo por unos spring rolls de pollo, una sopa de fideos a lo Kung Fu Panda y esos combos económicos con los que compartimos y quedamos satisfechos. Los dumplings de sopa de cebolla, con una perfecta masa, hicieron de las suyas en mi boca y la sopa de wontons es otra de mis preferidas.

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Enero 11, 2019.

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