Colomboancheta a la #MadamePapita

¡Y empezaron las novenas! Que felicidad esta época de compartir comida, fiestas y amigos.

Pero en realidad lo que más nos gusta, siendo sinceros, es compartir esos detalles que nos llenan de felicidad, detalles que se han vuelto una costumbre entregar por esta época, bien sea por quedar bien o por  ayudar al más necesitado.

En este punto por favor no me regalen anchetas tan sofisticadas; ya me comí la cuota de la vida de enlatados, los vinos dulces me entran en reversa y las galletas importadas son un lujo con el dólar a este precio. No quiero sonar desagradecida, pero me encantaría recibir unas cuantas colomboanchetas, quiero que mi paladar vuelva a probar lo mejor de mi tierra, y que sea una excusa carajo.

Yo sí todavía sueño con que me regalen tamales tolimenses, una porción de lechona, unas butifarras frescas, unos casquitos de limón, cocadas melcochudas o una bolitas de tamarindo bien azucaradas. El canasto, bien criollo y rústico, uno que me sirva para hacer mercado, uno que me dure el año entero; y en lugar de papel, tranquilos, pueden dejarla al natural para que las frutas o panes frescos no se dañen.

¡Licores, claro que son necesarios! Estas fechas no pueden pasarse a palo seco. Nuestros departamentos tienen tremendas licoreras y todos somos testigos de ello, pues un buen Ron Viejo de Caldas, un aguardiente Tapa Roja o una chicha artesanal, y hasta un canelazo bien trancado nos hacen entonar al punto perfecto para aflorar lo mejor de lo mejor de nosotros; bueno, eso espero: ya saben que el exceso de alcohol es perjudicial para la salud. Tranquilos, no estoy dejando la cerveza por fuera; soy consiente que hace parte los acompañantes perfectos de nuestras comidas decembrinas; bien fría, no solo es perfecta para un guayabo. Para quienes son media copa, y prefieren no tomar, les recomiendo tomar masato, lulada, y hasta un champús.

Pero como tenemos colomboanchetas para todo el mundo, la de las frutas y verduras no pueden faltar. Siempre serán las más ricas y las más apetecidas. La ventaja de diciembre es que uno consigue de todo, y este veranito corto que comenzamos a gozar ayuda a bajar los precios de todos estos nutritivos productos para poder disfrutar de ellos. Frutas criollas, exóticas y frescas, compradas donde su tendero de confianza, siempre irán en excelente compañía de verduras novedosas y que aporten a la variedad.
¡Anímense a hacer su propia colomboancheta! Es un plan fácil y divertido.

Mis recomendados de esta semana, dos restaurantes que son un buen plan para esta época:

Grazia (@graziacolombia): Creo que puede ser el mejor lugar en Bogotá para tomar onces o animarse a desayunar con calma. Es la mezcla perfecta de una cocina clásica con un toque propio. En esta navidad hay una serie de productos exclusivos y exquisitos como panes, pannetone y chocolates. Mis recomendados: las tostadas francesas y el pargo sobre risotto negro.

Bistecca e Vino (bisteccaevino): Carne, y quizás de las mejores de Bogotá en el corte que la pidan. Con una excelente carta de vinos, hacen su propuesta una delicia para querer siempre volver. De resaltar con 100 puntos, el servicio.  Mis recomendados el portobello capresse y el entrecote.

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

Otras columnas

Acompáñame cada semana a recorrer temas que nos unen a través de la comida y sus tradiciones, las recomendaciones de buenos lugares y viajes glotones, productos y emprendimientos que vale la pena destacar y un descubrimiento de nuevas alternativas de salud, alimentación y bienestar con los aceites esenciales.

De la papa a la papaya

El decimosegundo mandamiento dice «no dar papaya», pero somos expertos en pelarla, picarla y servirla a la hora de estar eligiendo qué comer. Estos días he caído en varias conversaciones de qué comen, cómo se lo comen y qué tanto

Isla para dos

La costa Caribe colombiana se ha especializado cada vez más en un turismo boutique bastante interesante, que nos muestra en sus ciudades capitales espacios llenos de buen diseño y magia que deslumbran a sus huéspedes con encanto; y ni qué

Del mercado a la mesa

No hay mayor placer que comer en una plaza de mercado o en un mercado donde la opción sea comer lo recién comprado. La frescura de los productos, la posibilidad de elegir y la delicia de ver la preparación de