Toda temporada

Mis notas sobre los tiempos de aislamiento:
Simulacros: 20 de marzo – 24 de marzo (5 días)
Aislamiento preventivo obligatorio: 25 de marzo – 31 de agosto (5 meses y 7 días)
Aislamiento selectivo con distanciamiento individual responsable: 1° de septiembre de 2020 hasta hoy (2 meses y 6 días)

Pasó Amor y Amistad, llegó Halloween y valga decir que el comportamiento de algunos adultos dejó mucho que desear. Los niños regresaron al colegio en un parte de normalidad, y ya se nos viene encima Navidad, con un mar de razones para no exagerar en fiestas, abrazos y promesas inconclusas para el 31 de diciembre. Sí, señores, las fiestas de diciembre serán en pandemia y en una aparente segunda ola, que sin lugar a dudas nos enseñará la novena tipo “zoom”, la natilla digital y el buñuelo bailable a distancia. Reconozco que últimamente he sentido nostalgia de salir de compras a la plaza tranquila, los tiempos de almuerzos de amigos donde compartir salsas, cubiertos y bocados era lo normal y, sobre todo, pensar que este año fue una sola temporada: la del tapabocas.

Sin embargo, seguir pensando en el pasado no ayuda a nada. Lamentarse de lo difícil que ha sido este año es como pensar que besos sin babas son buenos, y lo urgente es que logremos entender que tenemos una oportunidad decembrina de poder empezar el 2021 con el pie derecho, y con el tapabocas bien puesto. Es iluso creer que el regalo del Niño Dios sea una vacuna, o que los Reyes Magos nos traerán dosis de comportamiento ciudadano para menguar el contagio. Somos latinos, somos amigueros y somos, hasta cierto punto, incrédulos de la gravedad del COVID.

Cada temporada que hemos vivido en aislamiento he visto celebraciones divinas. Están las salidas del corazón de padres preocupados, que se inventaron barrios enteros con cajas de cartón para que sus hijos pudieran pedir dulces, otras como en mi oficina, que de amor y amistad dieron regalos poderosos para el ánimo. Por ende, la carta del Niño Dios debería ser sencilla: comprar colombiano, comer colombiano y salir a conocer Colombia, con tapabocas y responsabilidad. Por eso pensar de una vez cómo serán las redes de distribución de buñuelos, encargar a tiempo el pernil y las papas para la ensalada, y en especial, cómo con tiempo compraremos cada detalle que queramos dar para ayudarnos entre todos los colombianos, esa será nuestra mejor acción.

El 2020 ya se fue. No vengan a jalarse los pelos con los comerciales de Caracol Radio que ya suenan todo el día, con un jingle que todos cantamos, diciendo que dejemos vivir a noviembre. El año se pasó lleno de enseñanzas, de desafíos y de nuevas maneras de relacionarnos hasta con los vecinos insoportables que tenemos en la puerta de al lado. Para mí, además de aprender a respirar, a bajarle mil revoluciones a mi vida y a entender que nada está dicho en la ciencia, este año me ha dejado un montón de experiencias gastronómicas increíbles de grandes emprendedores que le sacaron el jugo a la pandemia. Además de demostrarme que la recursividad criolla marca la parada a la hora de vender.

Hoy, en el marco de ser responsables y coherentes con la situación actual, mi invitación es a visitar Expoartesanías. Como espacio ferial se ha convertido en el punto de encuentro mas grande de artesanías y productos culturales de Colombia, donde encontraremos a nuestros artesanos y artistas, incluidas las muestras gastronómicas en torno a las regiones y raíces colombianas. No haga el oso, lleve tapabocas, no pida descuento pues cada artesano está dejando el todo por el todo de su año ahí y por sobre todo no piense en comprar barato pues el bueno, bonito y barato se ha cambiado por bueno, bonito y justo. Les dejo el link para que se programen https://expoartesanias.com.

¡Abrazos y que empiece la Navidad! Pues a mí sí me harán falta más días para tener mi árbol, para probar nuevas delicias y para compartir con los que quiero.

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Noviembre 5, 2020.

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