¡Qué sabrosa es la Arenosa!

“Lo que come ese caimán es digno de admiración, come queso y come pan, y toma tragos de ron”, dice la popular canción Se va el caimán. Y también de admiración es la nueva Barranquilla, la de la plazoleta de este personaje antológico, la que se prepara para inaugurar, en pocas semanas, el nuevo puente Pumarejo, que será la postal más hermosa de todo el Caribe colombiano, y la del Gran Malecón Puerta de Oro, que recibe a diario a cientos de turistas que, cámara en mano, registran la imponencia y colorido de este bello rincón de nuestra costa Atlántica.

Por cuestiones de trabajo, en las últimas semanas Barranquilla se ha convertido en mi primer destino colombiano, y eso me hace muy feliz. Saborear esa fiesta de nueva gastronomía, llena de alegría y colores, es como estar en su Carnaval, nuestra máxima fiesta y Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, declarado por la Unesco en 2003.

Esa declaratoria, de la cual se celebran 16 años esta semana, es defendida como un baluarte de nuestras industrias culturales y creativas, la tradición milenaria, transmitida de generación en generación, donde no solo fue vital la originalidad de sus danzas, artesanías, rituales y vestuarios, sino también su gastronomía.

De chiquita fui a Barranquilla un par de veces a visitar a una de mis tías. Estoy segura de que gracias a ella hoy soy cocinera y una orgullosa hincha del Tiburón, así a veces me haga sufrir. Como ven, ese ancestro caribeño permeó mucho mi naturaleza cachaca, hasta enraizar varias tradiciones caribeñas en mi ser.

Por eso, hoy quiero dedicar este espacio a tres grandes apuestas, diversas y deliciosas, que hacen parte de la nueva oferta gastronómica de la sabrosa Arenosa:

La primera es el Caimán del Río, el nuevo mercado gastronómico desarrollado por la Alcaldía. Se trata de un espacio en el marco del nuevo malecón, donde confluyen 25 restaurantes y donde, en una colorida terraza que mira al Río Grande de la Magdalena, podrán disfrutar platos y preparaciones tradicionales de la comida costeña e internacional. El Hombre Caimán los espera en la Puerta de Oro para pasar un maravilloso rato compartiendo historias y comidas. Anímense, que “se va el caimán, se va el caimán, ¡y se va para Barranquilla!”.

También hay que echarse una pasada por Palo e Mango (@palodemangorest). Tienen como lema una frase de su chef, Alex Quessep: “Una mirada al mundo desde el Caribe colombiano”, y así lo creo, pues cada mordisco y cada plato de su carta cuenta una historia de Colombia para el mundo. Y la variedad está en tomar los ingredientes de los platos de la gastronomía local y presentar una nueva propuesta que narra ese territorio atlanticense. Es así como encuentran el cono de helado tradicional de las calles de la ciudad relleno, en vez de helado, con los típicos ingredientes de un ceviche o un tiradito (sin llamarlo de esa manera) en un delicioso conito de pan árabe, el pan insigne de la comunidad sirio-libanesa, tan barranquillera como el mismísimo Carnaval. Les recomiendo el salado de pescado; la sopa de mariscos; el lomo a la costeñita, que terminado con papas en viruta es para chuparse los dedos; las croquetas de guandú, que me saben al tradicional sancocho de guandú, o las canastas de yuca con jaiba, que es mejor no tener que compartir porque son perfectas.

Finalmente, otro imperdible barranquillero es Woma Lobster Bar (@woma.lobsterbar), una tentación donde no pueden parar de comer langosta en unos frescos lobster rolls, de una sencillez abrumadora pero de una esencia de sabor insuperable. Aquí las papas fritas son delgadas y crocantes, y los crab poppers son de cerrar los ojos y disfrutar. Me gustó además que tienen como consigna que escogen sus langostas teniendo como base la biodiversidad, la pesca responsable, la seguridad de los mares y las especies, y una gran experiencia culinaria para sus comensales.

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Noviembre 8, 2019.

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