Una excusa para comer y compartir

Navidad es la época del nacimiento y, de alguna forma, el núcleo de esa gestación es la familia. Por eso no hay nada que emocione más a un colombiano que volver a casa, ver a los suyos y rememorar los sabores de la abuela, los dulces de las tías, el asado de los primos, todo eso es también es Navidad.

Este año es muy particular nuestra navidad en Colombia, ¡no hay puentes! Por lo tanto, nos toca hacer todas las tareas a las carreras y en solo dos días. Lo más importante: no se olviden de hacer todas sus compras y tengan presente que siempre es mejor tener un regalo extra para ese primo que llega a última hora.

Respecto a la comida prepárese para dar y convidar con el gusto de siempre y el guayabo propio del 25. Nuestras costumbres nos llevan a esas mesas grandes donde vecinos, amigos y familia compartimos de todo un poco. Algo así como cuando jugábamos “todos ponen”; ese juego infantil de compartir las onces del colegio. Hoy en día las mesas ya no son de un solo plato, son mesas donde llega cada uno con algo que aportar. Dulces, panes, carnes y acompañamientos propios de cada casa, hacen de la mesa de navidad una nueva tradición cada año.

Mesas abiertas significan nuevos miembros de familia, que amplían y cambian nuestras tradiciones. Dicha absoluta es poder comer un poco de Colombia en la mesas desde los clásicos de Bogotá hasta pequeñas indulgencias que vengan de cualquier esquina del mundo. Un aderezo de arándanos con chile para el cerdo hecho en cerveza con la receta de la abuela; una ensalada de manzana y nueces con quinua para los vegetarianos o unas deliciosas repollitas rellanas de helado y chocolate para rematar.

Las tradiciones se construyen, se acomodan y se comparten. Quizá por eso llegó a mis manos ayer un libro que no solo es una herramienta básica para tener siempre a mano una receta, sino es un viaje a la memoria de la cocina del mundo. Ese es mi regalo, es compartir recetas y memorias al mejor estilo #MadamePapita. No se lo pierdan, se llama “Días de Cocina”, pues así es nuestra vida, días donde siempre terminamos pasando minutos u horas en la cocina, compartiendo el amor por la comida y el que podemos transmitir en las recetas. Este libro es una herencia de una gran mujer y conocida cocinera: Doña Sofía Ospina de Navarro quien con muchísimo amor heredó su pasión gastronómica en su familia y amigos. Tengan claro que no es un libro más para la repisa de la cocina, es un diseño novedoso y práctico, con fichas, en una hermosa caja de pino elaborada por artesanos, una excelente selección de las mejores recetas de María Eugenia Posada su nieta.

Mis tradiciones siguen ahí, fuertes y con muchísimo amor, habrá francachela y habrá comilona. Un pernil que lleva tres días en cerveza, hierbas frescas y sales gruesas; ensaladas de papa y quizás otra de frutas y nueces; arroz con coco y claramente, natilla, buñuelos y muchísimo amor, que en la distancia sabe a familia.

¡Feliz Navidad a todos!

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Diembre 22, 2016.

 

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