Mercado local…

En mi casa el plan más negado y con más pereza es ir a hacer mercado. Pero a mí me mata, es un plan que me saca del trabajo del día a día y que, como buena tragona, compro todo y un poquito más, por aquello de que siempre me lo comeré.

Sin embargo soy muy selectiva en el plan. Intento, como lo saben, comprar local, con mi vecinos en La Calera. Proyectos productivos limpios que me dan verduras y frutas deliciosas, frescas y en varios casos orgánicos. Y después me voy a la plaza.

Llego derecho al desayuno con caldo de costilla o un buen tamal, pan blandito y jugo de naranja fresco. Costal en mano comienza el negocio uno a uno, dependiendo de la temporada de frutas y verduras, siempre buscando, y sin pena, la economía del vendedor y la mía. En frutas y verduras siempre busco firmeza, color, olor, que no tengan magullados y que el punto de madurez aguante la semana sin dañarse. Lácteos, pulpas, y cárnicos son lo último, pues trato de mantener la cadena de frio al máximo.

Además de esto he venido descubriendo personajes básicos de las plazas:  Los recicladores de alimentos. Personas que recogen y acopian todos los alimentos que salen por calidad, pero que aún son comestibles. Esto no solo es un proceso dispendioso, sino que garantiza la alimentación de varios cientos de familias que viven cerca de las plazas en Colombia.

En el mundo se calcula que desperdiciamos alrededor de 1.3 mil millones de toneladas de comida anualmente, según la FAO.  ¿Y realmente hacemos algo para frenar esto? Colombia cuenta con Bancos de Alimentos, programas de donación de alimentos y los recicladores de alimentos, situación que nos ayuda a frenar las cadenas de desperdicio.

Tenemos aún una tarea muy grande por hacer, no solo en cuanto a desperdicios sino a nuestra compra local. En Bogotá y Villa de Leyva he ido encontrando restaurantes que, además de tener políticas de compras amigables, gracias a sus ubicaciones cercanas a las plazas han organizando compras que generan menos desperdicios.

Los invito a pensar, antes de hacer listas largas, a buscar mejores precios y productos quizás con sus conocidos y amigos y, sobretodo, ¡a cocinar con la cabeza y no con el hambre!

Los invito a conocer tres restaurantes que se destacan por el concepto de cercanía a las plazas y su producto asociado a producto local:

Tapería de la Plaza. Ubicado en el corazón del 7 de agosto es una tapería española de corazón. Porciones chicas, sabores fuertes y muy bien logrados. Buenos vinos, servicio excelente. Mis recomendados la morcilla y los calamares al ajillo. Hace mucho tiempo no comía un ajillo tan bien logrado.  Arroz mixto de sobra para dos personas. Lo único claro es que necesita tiempo para comer y disfrutar.

Mercado Municipal en Villa de Leyva. Una carta pequeña, pero con suficientes opciones para querer volver siempre. Los productos son frescos, servicio como de casa y los jugos una maravilla.  Lo mejor, el pulpo confitado y la ensalada de berenjena.

Abasto en Usaquén. Ya perdí la cuenta de los buenos platos y jugos que puedo decir que son excelentes. Lo ideal es desayunar con todo tipo de panes, arepas y huevos en cacerola. Si usted quiere comprar los productos es un negocio justo y con una calidad excelente.

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Septiembre 29, 2016. 

 

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