¡Poquita porque es bendita!

Bendito sea el caldito de papa para un guayabo espantoso, la sopa espesa de primero en el almuerzo y la del desvare a la hora de la comida también.

¡Amén! Pero el que peca y reza empata y nunca será poquita. Lo rico de la una sopa es que sea bastante, en plato grande y profundo y ojalá se haga el milagrito de que la cuchara quede parada.

Colombia es un país rico en recetas propias de sopas y caldos, donde caben las recetas de las suegras, las invenciones de la modernidad y las espantosas sopas en polvo. Lo importante es ese punto de consistencia o recao que lo dejan a uno parado y listo para lo que sea o lo que venga.

Siempre se encuentra uno una Mafalta, que saca la lengua y hace maña para no tomarse la sopa; pero seamos sinceros, una sopa de pan con huevo o una changua al desayuno no les hace un poquito mas feliz el día? ¡Pues a mi sí! Me soluciona la mañana, me cura el guayabo del cuerpo y el alma, y me deja lista para la siesta.

Las sopas llegan a nuestras vidas después de lactar o de dejar el tetero de formula, de la leche a la sopa sin escala. No conozco aun el primer niño que se salve de ese experimento materno de poner todo en una licuadora y después para el tetero, etapa de descubrir sabores, texturas y comidas en los niños y donde las más aprovechan a innovar con lo que hay en la nevera! De ahí en adelante será una deliciosa sensación ese calorsito de la casa en cualquier momento del día.

Lo fundamental, al final es que la sopa se convierte en un acompañamiento del “seco” o el seco mismo cuando nos toca un buen ajiaco o sancocho. Cada día vemos con más felicidad que los corrientazos siempre tiene la sopa indefinida, las casas vuelven a la sopita de primeras porque si se llena ya quedo comido y se rescatan así sabores y recetas básicas de la comida colombiana.

Pero nuestras sopas no son solo pesadas y ricas en calorías, son una muestra de lo que es nuestro campo. Usted puede inventar, sumar, restar y multiplicar con agua las delicias del campo. Las sopas han resuelto la vida de todos nos amigos sanos, que con una manotada de verduras o una buenas crema de verduras suplementan su sánduche o ensalada. Igual que la sopa ligera siempre será el mejor aliado para irse a la cama, calientes y con la barriga contenta.

Les dejo la receta de la changua … más colombiano imposible.

(1) Tazas de agua
(1) Tazas de leche
(2) Huevos
(2) Gajos de cebolla larga
(1) tajada de pan, una almojábana o unas galletas saltinas.
Cilantro al gusto
Sal y pimienta

Preparación:
– Picar finamente el cilantro y la cebolla.
– En una olla poner agua, leche, sal y pimienta a hervir a fuego medio.
– Cuando hierva agregar un poco de cebolla, cilantro, y los huevos tratando de no romper las yemas y se deja hervir por unos dos minutos.
– Alistar los platos con un poco de cilantro y cebolla sirviendo con cuidado los huevos y el caldo. El éxito de este plato es que el caldo siempre este muy caliente!
Para terminar muchos ponen pedazos de pan, almojábana o galletas saltinas. Escoja usted lo que le haga más feliz y si esta en esos días de mezclar un poquito de queso para rematar!

Esta cocina no tiene recetas estándar, ¡ni la verdad absoluta! Así que anímese a crear su propia versión de la changua.

Pd: ¡Gracias a todos por sus explicaciones del corrientazo!

#MadamePapita

@ChefGuty para El Espectador. Septiembre 8 de 2016. 

 

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